Durante años fui muy tímida, al hablar en público me hacía pequeña. Sabía lo que quería decir pero algo se bloqueaba, no lo pasaba bien.
Hasta que descubrí el teatro.
Después el humor. La escritura. Los escenarios de todos los tamaños. Entonces lo entendí.
La voz no nace en la garganta. Nace en lo que viviste. En lo que te atraviesa. En lo que no estás dispuesta a callar. Y en todo lo que puedes imaginar y proyectar.
Desde ese momento supe que quería actuar, hablar en público y no esconderme. Quería expresar mi mundo y conectar con otras personas.
He acompañado a cientos de personas brillantes que tenían todo… menos una comunicación alineada con sus vivencias.
Y no era por falta de técnica. Era por exceso de exigencia. De fórmulas ajenas. De frases correctas pero vacías.
Creo que comunicar no es actuar ni demostrar. Es ser en voz alta.
Trabajo desde el cuerpo, la emoción y la escena. Desde disfrutar del juego, la autenticidad y el valor de lo profundo. Para que hables con seguridad, pero…
No se trata solo de aprender a hablar mejor. Se trata de que tu comunicación te represente.
Que muestre todo tu valor y experiencia, y te ayude a conseguir tus objetivos.
Cuando tu voz nace desde el cuerpo, desde tu experiencia, tu emoción y tu pensamiento auténtico… no solo logras transmitir tu mensaje.
Lo disfrutas. Lo expandes. Y resulta memorable.
Si algo dentro de ti reconoce este camino… Estoy aquí para recorrerlo contigo.